Alejandro Nadal
La Jornada
Cuándo
fue la última vez que una economía capitalista se mantuvo en expansión y
en armonía social? Parece que hay que hacer un buen ejercicio de
memoria porque no es fácil recordar semejante episodio de placidez. Y
sin embargo, en el imaginario social perdura la creencia de que en una
época perdida que habría que recuperar, el capitalismo pudo hacer
entrega de buenos resultados. Quizás el anhelo profundo del ser humano
es ese mundo de paz, bienestar y justicia. Pero esa aspiración no
significa que ese mundo anhelado sea posible bajo la feroz regla del
capital.
La historia del capitalismo revela un proceso de continua expansión y
eso ha sido interpretado como señal de éxito. En esa misma historia hay
una nutrida sucesión de episodios de contracción y descalabro. Es como
si la crisis incesante fuera el estado natural del capitalismo.
La lista de crisis y dislocaciones traumáticas en la marcha del
capitalismo es densa. En ella se entrelazan la especulación financiera,
la caída en la demanda agregada provocada por recortes salariales, el
exceso de capacidad instalada y, por supuesto, las expectativas
optimistas de los inversionistas que fueron una y otra vez desmentidas
por el mercado. En varios momentos los límites a la acumulación de
capital condujeron a confrontaciones inter-imperialistas y a políticas
de colonización que buscaban superar esas limitaciones. En todos estos
casos la secuela de desempleo y empobrecimiento, destrucción y guerras
dejó cicatrices sombrías.....
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