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Desde mayo de 2010 la economía española, debido a su
importante problema de endeudamiento, está sometida a fuertes presiones
externas, formadas por los mercados, el FMI y la UE. Un endeudamiento
privado, pues el endeudamiento público del Estado español está todavía
hoy, entre los más bajos de los 17 países de la eurozona.
A
partir de entonces la economía española está tutelada principalmente
por la UE, que se ha convertido en el eje central y dominante en la
gestión de la economía española. Desde entonces, la UE exige la
implantación de una serie de duras medidas de austeridad y ajuste que,
aunque han empeorado seriamente las condiciones de trabajo y de vida de
la mayoría de la población, no han resuelto ninguno de los problemas de
la economía del país, sino que ésta se ha deteriorado: el paro crece por
encima de los 5,6 millones de desempleados, la atonía de la actividad
económica se intensifica y la deuda pública aumenta.
Hace
muy poco -los acontecimientos se suceden a tal velocidad que dos meses
parecen un largo periodo-, el caso Bankia hizo imposible disimular por
más tiempo el deterioro de la situación de los bancos y cajas españoles.
Junto a la desastrosa gestión de su crisis, han llevado a destruir toda
confianza, si existía alguna, en la capacidad del Gobierno español para
gestionar la crisis y de la economía española para enfrentarla. El
Gobierno se vio presionado por la UE para que plantease un rescate
financiero que fue presentado a la opinión pública de la forma del
engaño más burdo que se pueda imaginar, pretendiendo hacer creer que
dicho rescate no iba a tener consecuencias negativas para la población......
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