Arturo González
Público.es
Sirven para estar vivos, para demostrarnos que no somos cadáveres. 
Porque vivir es protestar. Sirven para que el poder sepa fehacientemente
 que no estamos de acuerdo con su forma de gobernar, sirven para no 
cantarle el alirón que tanto les gusta, sirven para irritarles, sirven 
para que no nos gaseen. Sirven contra las agresiones directas sin 
haberlas merecido, sirven para gritar que no se puede machacar más y 
siempre a los mismos, sirven para que las rentas altas 
progubernamentales al menos se asusten. Sirven para ser congruentes con 
la dignidad. Sirven para demostrar que una urna no es una meta, sirven 
para demostrar que si queremos somos soberanos. Sirven para despojarnos 
del miedo, de la angustia y de los prejuicios. Sirven para demostrar que
 no nos resignamos. Sirven para que nuestros hijos no se avergüencen de 
nosotros. Sirven para demostrar que son verdugos. Para comprobar que aún
 somos ciudadanos y no borregos. Sirven para mantener la esperanza, 
aunque los resultados no sean inmediatos. Sirven para cristalizar el 
viejo dicho de que la unión hace la fuerza. Sirven para razonar y hacer 
razonar. Sirven para que la violencia no se desate. Sirven para 
avergonzarles, para decirles que están prostituidos en su acción 
política.
Porque una manifestación no es más que una declaración de intenciones, una exigencia de que no nos hinchen más los cojones. Sirven para sentirnos menos impuros. Para demostrarnos que no estamos locos, ni creemos en supercherías ni miserables fanatismos y adhesiones. Sirven para ser críticos....
 

 
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