sábado, 21 de julio de 2012

La Revolución inminente

Miquel Casals Roma 
Rebelión
 
Todo movimiento ciudadano que se enfrente al poder, es un movimiento político. No tiene sentido acampar junto a Wall Street o frente a los ampulosos rascacielos de la aristocracia financiera. Ellos se encargan de acumular beneficios, especular sin control, sobornar a los políticos, estafar a los ciudadanos, evadir capitales…. Pero no mandan. No pueden hacerlo. El poder, entendido como la capacidad de influir y decidir sobre los resultados, reside en los Estados, porque ellos controlan la fuerza (ejército, fuerzas y cuerpos de seguridad), dictan las reglas del juego (leyes) y gozan de recursos humanos (empleados públicos) y económicos (bienes y hacienda pública). 
 
Nos hemos pasado 70 años (tras la II Guerra Mundial), creyendo que el remedio a todos los males de la humanidad lo encontraríamos en la Economía, la gran superestructura, la ciencia madre. Detrás de cada acción humana sólo había motivos crematísticos. La Historia se explicaba como un encadenamiento de causas económicas que provocaban cambios sociales y políticos. Intelectuales de todo el mundo se han dedicado a razonar y discutir sobre las bondades o maldades del capitalismo y sus variantes (liberal, Keynesiano, tercera vía…). Cegados por esta falsa opinión, dispuestos a encerrar el mundo en ecuaciones macroeconómicas, hemos dejado de pensar, de criticar, de discernir sobre nuestro modelo político, la democracia representativa
 
La democracia representativa, como las demás formas de gobierno (monarquía absoluta, dictadura, democracia participativa…) tiene un principio, un desarrollo y un final. Todo sistema humano crece como un árbol: germina a partir de la semilla de una ideología, va extendiendo su tronco hasta ramificarse (en instituciones) y adquirir su forma definitiva. Cuando la copa se ha completado, ya no puede cambiar.....

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