sábado, 21 de julio de 2012

La economía solidaria, parte de la lucha ciudadana

Xavier Caño Tamayo
Alainet

Desde que en los ochenta empezó la regresión y agresión neoliberal, dirigentes, voceros y representantes de la peor versión del capitalismo han pretendido que “su” modo de entender la economía y organizar la sociedad es el único posible. Un pensamiento totalitario que se concentra en el malhadado “Consenso de Washington”: crecimiento incesante, desregulación de capitales, ningún control financiero, menos impuestos a grandes empresas y ricos, concentración empresarial, privatización del sector público (especialmente educación y sanidad), menos gasto social, rigidez en presupuestos estatales... Una política destructora como es más que evidente desde hace cinco años, inicio de la crisis. Destructora porque el capitalismo alberga la semilla de la crisis suicida.
 
Con un paro crónico, incremento de pobreza y desigualdad, grave crisis ambiental (cambio climático incluido) y sin atisbo de superar la negativa situación económica actual, es diáfano que estamos ante una crisis profunda y global del propio capitalismo.
 
Ante la crisis-estafa ha habido y hay respuesta ciudadana: movilizaciones, ocupaciones de plazas y calles, huelgas generales, auto organización ciudadana... Hay que avanzar y empezar a atosigar a quienes detentan el poder financiero y afectar a sus ilegítimos, cuando no ilícitos, intereses y obscenos beneficios. Empezar a preocupar y fustigar a la banca, grandes empresas y corporaciones; también a sus cómplices y encubridores: dirigentes y dueños de medios de persuasión (antes informativos) y, por supuesto, a la mayoría de políticos profesionales al servicio descarado del poder financiero y empresarial. Denunciar ante los tribunales a responsables de la crisis-estafa, organizar la desobediencia civil, ayudar de modo organizado a inmigrantes sin permisos, empapelar las ciudades con los rostros, actuaciones y delitos de quienes nos han llevado a la crisis y en ella nos mantienen, organizar brigadas ciudadanas de vigilancia de derechos humanos y denuncia de sus violaciones... Muchas de esas acciones y actuaciones ya se han iniciado; pues más, más intensas y en todas partes.
 
Pero también hay que continuar buscando y aplicando propuestas económicas de otro mundo posible. Mercados de tiempo, de intercambio, aprovechamiento organizado de alimentos desechados (que no estropeados) para quienes están peor, atención sanitaria paralela, cooperativas de producción y servicios… Una forma no capitalista de entender la vida. Y avanzar en la batalla por los valores democráticos y sociales para sustituir la devastadora ideología neoliberal, consumista, competitiva e individualista por una cultura comunitaria, de solidaridad y cooperación, de creatividad liberadora y de paz......
 

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