Claudio Katz
Rebelión
Una nueva fase recesiva de la crisis iniciada en el 2007 se vislumbra
 en las economías desarrolladas. El rebote logrado con desembolsos 
estatales se está agotando y la próxima recaída incluirá un alto piso de
 desempleo. Sólo para retomar el nivel de ocupación vigente al comienzo 
del temblor se necesitarían crear en el mundo 17 millones de puestos de 
trabajo y las tesorerías están exhaustas por el socorro brindado a los 
bancos. 
En el debut de la convulsión hubo dos interpretaciones 
económicas predominantes. Los neoliberales subrayaron la culpabilidad de
 los deudores, que tomaron préstamos sin capacidad de repago y la 
irresponsabilidad de los Estados, que asumieron pasivos inmanejables. 
Los keynesianos remarcaron, en cambio, la falta de regulación financiera
 y los excesos de especulación. También subrayaron el deterioro de la 
demanda solvente por el estancamiento de los salarios y la polarización 
social. Ambas corrientes enfatizaron distintos desaciertos de la 
política económica que condujo al colapso actual. 
 

 
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