Daniel Basteiro
Público
El chascarrillo es conocido entre los funcionarios de la
Unión Europea (UE) o la ONU. "Cuando llegue la tercera guerra mundial y
se disparen las armas atómicas, en la Tierra sólo habrán sobrevivido dos
especies, las más resistentes: las cucarachas y las instituciones internacionales".
Un ejemplo de este axioma indiscutible es la permanencia desde 1954 de la Unión Europea Occidental
(UEO), una organización de defensa europea contra la Unión Soviética
que se mantuvo en funcionamiento hasta junio de este mismo año, para
sorpresa incluso de muchos diplomáticos de la UE. Pese a que sus
funciones fueron asumidas hace décadas por la OTAN y la UE, sus decenas
de funcionarios y su presupuesto millonario sobrevivieron al final del
comunismo, al inicio de la globalización y a las recepciones de
mandatarios rusos en Bruselas con todo tipo de honores.
Hoy, la
zona del euro se enfrenta a su peor crisis desde la llegada de la moneda
única, mientras el tándem formado por el presidente francés, Nicolas
Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, diseñan una nueva arquitectura para Europa.
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