Vicenç Navarro
Público 
Cuando el Gobierno Zapatero afirmaba que tenía que llevar a cabo las 
políticas de reducción de derechos laborales (como debilitar los 
convenios colectivos) y sociales (como alargar la edad de jubilación, 
congelar las pensiones o recortar el gasto público social) como 
consecuencia de la presión de los mercados financieros, estaba, en 
realidad, intentando externalizar la responsabilidad de desarrollar unas
 políticas altamente impopulares. Algo semejante ocurrirá ahora con el 
Gobierno Rajoy. En ambos casos, los ejecutivos nos dicen que no son 
ellos sino los de fuera, es decir, los mercados, los que mandan mientras
 que los gobiernos no tienen otra alternativa que desarrollar tales 
políticas.
Con la ayuda de los mayores medios de información y persuasión del 
país, los gobiernos intentan presentar tales políticas como determinadas
 por fuerzas exteriores sobre las cuales tienen poquísima capacidad de 
influencia. El gran argumento, que justifica tales políticas, es que son
 necesarias para “dar confianza a tales agentes externos: los mercados 
financieros”. En otras palabras, hay que reducir el déficit y la deuda 
pública, y hay que reducir los salarios y debilitar a los sindicatos a 
fin de calmar a los mercados para que estos presten su dinero al Estado 
español, permitiéndole con ello poder pagar sus gastos. El problema con 
este esquema político-intelectual es que cada uno de los postulados 
sobre los que se basa es erróneo, es decir, los datos empíricos no lo 
sustentan. Veámoslos......
 

 
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