 Miguel Ángel Sanz Loroño
Miguel Ángel Sanz LoroñoPúblico
Es sabido desde Oscar Wilde que un mapa sin la isla de Utopía es un 
mapa que no merece la pena. Sin embargo, que Islandia haya pasado de 
niña bonita del capitalismo tardío a proyecto de democracia real, nos 
sugiere que un mapa sin Utopía no sólo es indigno de nuestra mirada, 
sino también un engaño debido a una cartografía defectuosa. El faro de 
Utopía, lo quieran los mercados o no, ha comenzado a emitir tenues 
señales de aviso al resto de Europa.
Islandia no es Utopía. Es conocido que no puede haber reinos de 
libertad en el imperio de la necesidad del capitalismo tardío. Pero sí 
es el reconocimiento de una ausencia dramática. Islandia es la prueba de
 que el capital no tiene toda la verdad sobre este mundo, aun cuando 
aspire a controlar todos los mapas que de él disponemos.
Con su decisión de frenar la rueda trágica de los mercados, Islandia 
ha sentado un precedente que puede amenazar con romper el espinazo del 
capitalismo tardío. Por ahora, esta pequeña isla, que está haciendo lo 
que decían que era imposible por irreal, no parece sumirse en el caos, 
aunque sí en el silencio informativo. ¿Cuánta información tenemos de 
Islandia y cuánta de los préstamos a Grecia? ¿Por qué Islandia está 
fuera de unos medios que deberían contarnos lo que sucede en el mundo?....
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario