Sin Permiso
¿Está reñido el capitalismo con la democracia? ¿Se debilitan el uno a la otra?.
A
los oídos estadounidenses, estas preguntas suenan a estrambóticas. El
capitalismo y la democracia están unidos como hermanos siameses, ¿no?
Ese era nuestro mantra durante la Guerra Fría, cuando quedaba
sobradamente claro que comunismo y democracia eran incompatibles.
Después del final de la Guerra Fría, las cosas se volvieron más turbias.
Recuérdese que prácticamente todos los altos ejecutivos y todos los
presidentes de Estados Unidos (sobre todo los dos Bush y Clinton) nos
decían que llevar el capitalismo democratizaría China.
No parece que haya funcionado así.
A
lo largo del último año, el capitalismo se ha llevado buenamente la
democracia por delante. En ningún sitio resulta esto más evidente que en
Europa, en donde las instituciones financieras y los grandes inversores
han ido a la guerra bajo las banderas de la austeridad y los gobiernos
de las naciones con economías no demasiado productivas o sobrecargadas
se han dado cuenta de que no podían satisfacer esas demandas y se
aferran todavía al poder. Los gobiernos elegidos de Grecia e Italia han
sido depuestos; al timón de ambos países se encuentran hoy tecnócratas
financieros. Con las tasas de interés de los bonos españoles subiendo
bruscamente en las últimas semanas, el gobierno socialista español ha
sido desbancado por un partido de centro-derecha que no ha ofrecido
ninguna solución a la creciente crisis del país. Ahora el gobierno de
Sarkozy se ve amenazado por tipos de interés en aumento sobre sus bonos.
Es como si los mercados de toda Europa se hubieran hartado de estas
tonterías de la soberanía democrática....
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