Alejandro Nadal
La Jornada
Nadie puede darse el
lujo de subestimar la importancia de las ideas. Constituyen el prisma a
través del cual leemos la realidad, la interpretamos y creemos poder
manipularla. En materia de política económica, las viejas y nuevas ideas
son el marco de referencia que dicta prioridades e impone instrumentos
de la política económica a nivel macro y sectorial.
Sobre este tema no es ocioso recordar el pasaje en la obra de John Maynard Keynes:
Bueno, sabido es que los intereses creados fomentan las ideas que les convienen. De este modo, la dictadura de las ideas se acompaña de la opresión muy real de las armas y la represión física. Así que, desde esta perspectiva, el pasaje de Keynes resulta un tanto engañoso. Para decirlo claro, la opresión de las ideas camina de la mano del despotismo real. Y muy probablemente, sin la primera, el segundo no puede aspirar a durar mucho tiempo.....
Las ideas de los economistas y filósofos políticos, ya sea que sean certeras o equivocadas son más poderosas de lo que habitualmente se piensa. Los hombres preocupados por la razón práctica, que se consideran exentos de sufrir cualquier influencia intelectual, son habitualmente los esclavos de algún economista difunto. Y conluye Keynes:
Estoy seguro de que el poder de los intereses creados es grandemente exagerado cuando se le compara con el cerco e invasión de las ideas.
Bueno, sabido es que los intereses creados fomentan las ideas que les convienen. De este modo, la dictadura de las ideas se acompaña de la opresión muy real de las armas y la represión física. Así que, desde esta perspectiva, el pasaje de Keynes resulta un tanto engañoso. Para decirlo claro, la opresión de las ideas camina de la mano del despotismo real. Y muy probablemente, sin la primera, el segundo no puede aspirar a durar mucho tiempo.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario