Eduardo Montes de Oca
Rebelión
Por supuesto que quisiéramos injustificado nuestro escepticismo al 
calibrar las variantes de salvación del mundo que ciertos “taumaturgos” 
suelen espetarnos en el formato de salmodias arrulladoras, inacabables. 
Si al menos nos sirvieran de somníferos… 
 Escritas las líneas anteriores, confieso mi aprensión ante la posibilidad de un malentendido. A priori
 juro que no desconfío de las buenas intenciones de personalidades como 
el brasileño José Graziano da Silva, nuevo director de la Organización 
de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que ha 
declarado su empeño en contribuir a la erradicación del hambre y la 
mejoría de los niveles de nutrición en el planeta, y en propiciar una 
institución renovada y abierta, capaz de movilizar la cooperación 
internacional. 
 Por el contrario, consideramos inapreciables su
 experiencia como defensor de la colaboración tercermundista y su estela
 de 25 libros sobre asuntos agrarios y rurales, entre otros temas. Sí, 
dado su prestigio, podría congregar una significativa cantidad de 
factores en aras de revertir el reciente crecimiento del total de seres 
que sufren subnutrición, y quizás hasta avanzar en su manifiesta misión 
de aglutinar gobiernos, sociedad civil e iniciativa privada para 
enfrentar las diversas crisis -climática, energética, económica, 
financiera, ALIMENTARIA- que copan el planeta cual impenitentes jinetes 
del Apocalipsis......
 

 
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