El Estado del
Bienestar es la propuesta de la Unión Europea para el mundo. Sin esa
propuesta la democracia perdería profundidad y, seguramente, también la
Unión perdería parte de su sentido. Y para poder mantener esa
propuesta los economistas tenemos que impulsar las reformas que sean
necesarias para mantener el pulso de nuestra economía. Continuamente
oímos que nuestra economía necesita más mercado y reformas
estructurales. Y sí, sin duda lo necesita. Pero tenemos también la
obligación de impedir que nuestro lenguaje sea tergiversado con palabras
y conceptos que manipulan el pensamiento económico que nuestros
maestros nos han trasmitido, que nuestra experiencia como profesionales
de la economía nos ha enseñado.
Por esta razón, los
economistas debemos rescatar del lodo en el que están siendo ahogados,
desde las instancias más conservadoras, los conceptos, entre otros
muchos, de mercado y de reforma estructural. Con toda energía debemos afirmar
que reestructurar no es desregular y que las reformas estructurales no
pueden ser las reformas laborales que se anuncian, conducentes a
diluir los derechos de los trabajadores.
Los economistas –fundamentalmente nuestros jóvenes economistas- deben
saber que reformar y desregular no son sinónimos y que no pocas
reformas estructurales son necesarias antes que las que sólo pretenden
la flexibilización del mercado laboral a través de la desregulación y
la precarización. Combatir la torre de babel en la que nos sumen
poderosos intereses empieza a ser para los economistas tarea
imprescindible si no queremos que nos arranquen las palabras, que nos
dejen mudos.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario