Pedro Luis Angosto
Rebelión
De entre los muchos animales que todavía pueblan el planeta, hay dos que
siguen aumentando su número de modo alarmante: La rata y el hombre.
Aunque no lo parezca, hay muchas similitudes entre ambos: Son quienes
mejor se han sabido adaptar al medio, se multiplican de modo irracional,
son los primeros en abandonar el barco en cuanto barruntan que se puede
hundir, son depredadores voraces, transmiten enfermedades infecciosas
de difícil curación y tratamiento, viven agrupados, en gremios, en
enormes comunidades, tienen un genoma bastante parecido y muerden. Pero
no hay que alarmarse, si existen rasgos comunes irrefutables, no son
menos aquellos diferentes que vienen a demostrar, por mucho que nos
moleste, que la rata es un animal mucho más desarrollado y hábil que el
hombre: Hay cuatro ratas por cada ser humano, lo que evidencia que su
capacidad de adaptación cuadruplica a la del hombre capitalista; la rata
no ataca a sus semejantes, los protege con uñas y dientes, incluso con
el rabo, por el contrario, el hombre capitalista aético, que es el que
más abunda en los llamados países desarrollados, vive de atacar a sus
hermanos, de practicar el genocidio, de explotar a los que no son de su
tribu selecta; la rata se conforma con alimentarse de la mierda que el
hombre produce y esparce por toda la faz de la tierra, el hombre, no, el
hombre capitalista tiene que comérselo todo, lo que le pertenece, lo
que no le pertenece, lo que necesita y lo que le sobra; la rata es mucho
más fecunda, se multiplica a la velocidad de la luz pese a la
persecución de los homínidos y, por último, la rata es más justa que el
hombre, abunda más en los lugares dónde el hombre acumula más basura, en
los países ricos, le gusta vivir en la riqueza: Allá dónde no hay nada
que comer, dónde no existe la basura, dónde campea el hambre, la rata
apenas hace acto de presencia, sabe que no hay nada que hacer y que
podría ser devorada......
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